El 27 de marzo de 2005, se emitió el primer capítulo de una nueva serie médica, llamada “Anatomía de Grey”.

Si bien al principio, tanto la intro, como el desarrollo de la serie, nos ofrecía un drama romántico, con el devenir de las temporadas, y el cambio de personajes, sigue siendo un dramón de flipar, pero con muchísimos más matices, y lo que es mejor, eliminando esa intro melosa de “Nobody knows where they might end up…” con tacones y rizador de pestañas, y dejando una mucho más directa y sencilla, que es el título de la serie y a correr. Ganamos todos.

No me voy a poner a explicaros el argumento de esta serie porque primero, no es plan de que cojáis manía a la serie, a mi o a este blog (ni de coña), para eso es mejor que la veáis y saquéis vuestras propias conclusiones, pero si que vengo comentaros cosillas que tenía ganas de comentar con alguien, ya sea una persona, o varias a través de una pantalla, y mis rebonicos de Pandemic Stuff, me han dado dicha oportunidad, so… let’s go.

Para empezar, quizá muchos no sabían que la serie empezó a emitirse, reemplazando la franja horaria de emisión de Boston Legal, al menos en principio para atraer la atención de los telespectadores, pero vista la acogida que tuvo, la dejaron así, en perjuicio de la serie de abogados. Su creadora, la infame (y sádica) Shonda Rhimes, la concibió como una “declaración contra el racismo” (y contra la homofobia, las injusticias, pro-feminismo, y un largo etc.), de ahí que su elenco fuera tan rico étnicamente.

El caso, es que ese reparto inicial, como que le sabía a poco a la jefa, y empezó con su macabro juego de ajedrez actoral.

GREY’S ANATOMY – ABC’s “Grey’s Anatomy” stars Chyler Leigh as Lexie Grey, Kevin McKidd as Owen Hunt, Sarah Drew as April Kepner, Eric Dane as Mark Sloan, Kim Raver as Teddy Altman, Chandra Wilson as Miranda Bailey, Patrick Dempsey as Derek Shepherd, Justin Chambers as Alex Karev, Ellen Pompeo as Meredith Grey, James Pickens, Jr. as Richard Webber, Sara Ramirez as Callie Torres, Jessica Capshaw as Arizona Robbins, Sandra Oh as Cristina Yang and Jesse Williams as Jackson Avery. (ABC/BOB D’AMICO)

La primera pieza que sacó del tablero, por problemas con otros actores, fue a Isaiah Washington (Dr. Preston Burke), el cual regresó a la historia 7 temporadas después, solo para un par de capítulos. A partir de ahí, esto fue un locurón de entrar y salir peña. Como te despistaras más de 5 o 6 capítulos, te encontrabas con nuevos personajes, y otros ya no estaban, y entonces se le ocurrió su idea más recurrente: ¿Y si empiezo a cargarme gente? Dicho y hecho. Primera víctima mortal de su reparto principal, T.R. Knight (Dr. George O’Malley), y de ahí en adelante, ancha es Castilla. “Eso sí, a la prota, la que da nombre a la serie, aunque no me la voy a cargar (aún), le voy a hacer pasar las de Caín”: Explosión de una bomba, aborto, al borde de la muerte por ahogamiento semi-provocado, accidente de avión, paliza de un paciente, Covid… le falta un gladiolo en la frente y que le salgan cactus del culo para desgraciarla del todo, lo que no se es como sigue manteniendo la cordura esta mujer.

Por supuesto, no podía faltar la diversidad sexual, y es que en esta serie, aparece el mayor número de gays, lesbianas y trans que yo he visto en una serie, y afortunadamente, lo muestran como algo NORMAL, porque amigos… ES NORMAL, no es algo excepcional ni anecdótico, las relaciones homosexuales EXISTEN, aunque a algunos les escueza (que se den hemoal), y en este caso se han puesto las botas con estas relaciones. Lo inició la Dra. Torres (Sara Ramírez) con una cardiocirujana que llegó en sustitución del Dr. Burke, pero como era algo nuevo para ambas, empezaron las dudas, torpezas y demás, y ahí se quedó. La doctora corazones se piró, y llego la pediatra Arizona Robbins, para ocupar ese hueco en la despampanante ortopedista.

A partir de ahí, tanto en pacientes como en los propios médicos hemos visto pasar varias y diversas relaciones y familias de todo tipo, etnia, condición y formato. Para todos los gustos vaya.

Adicionalmente, de los personajes muertos (que se ha llevado por delante unos cuantos), tenemos los que se han ido o desaparecido de repente, para nuestra desesperación, y es que este “Juego de Tronos” médico es así, como le cojas cariño a un personaje, o se lo carga, o lo manda a la Tundra y no lo ves más…o eso pensabas, porque en la temporada actual, la número 17, están recuperando personajes añejos para que parlamenten con una debilitada Meredith en una cálida y acogedora playa, a ver si consiguen hacerla reaccionar y que se decida a morirse o a seguir luchando.

Y por supuesto, de su reparto inicial, solo conservamos 3 personajes: A la prota (faltaba más), a la Dra. Bailey (Chandra Wilson) y al Dr. Webber (James Pickens Jr), el resto son personajes que se han ido uniendo desde la cuarta temporada, empezando por el Dr. Hunt (Kevin McKidd), hasta las más recientes incorporaciones, que son los nuevos internos encabezados por Schmitt (Jake Borelli), o el nuevo ortopeda, Atticus Lincoln (Chris Carmack). Entre medias, pues como en una ensalada, variedad de antiguos, muertos, desaparecidos, trasladados y nuevos. Para que os hagáis una idea, como “personajes principales” han pasado 32 actores, y en comparación con otra longeva serie médica que me encanta, “Urgencias”, esta tuvo en sus 15 temporadas 26 principales. Ahí es nada.

Como dije antes, esta serie empezó como el típico “culebrón” a lo “Hospital General”, pero según ha ido avanzando, también se ha adentrado en grandes momentos médicos, en la superación personal, en la depresión, en evolución y en otros factores, que, bajo mi humilde opinión, la descartan como “culebrón”, situándola más en un drama televisivo al uso, pese a sus múltiples líos amorosos, que actualmente, parecen haberse calmado.

Resumiendo: recomiendo esta serie por varias razones. Es entretenida, mejora según avanza en temporadas, hay actores y actrices realmente interesantes, tenemos curiosos cameos, la señora que os prometió la fama, pero que ibais a empezar a pagarla con sudor, Debbie Allen, aquí la tenemos como directora, productora, y personajazo maravilloso: La Dra. Katherine Fox.

Además, tiene buena música, buenos secundarios, momentos divertidos, otros de psiquiátrico y otros en los que tu instinto homicida hacia Shonda, y la showrunner, Krysta Bernoff incrementa en preocupantes niveles por como resuelve el final de determinados personajes. Si para el de la Dra. Cristina Yang (Sandra Oh), me pareció redondo, para otros, fue incomprensible.

Aun no se sabe, si la actual temporada, que está emitiendo aquí en España, Disney+, la número 17, será la última o no. En teoría así parece, puesto que Ellen Pompeo, la actriz que interpreta a Meredith Grey, no ha firmado renovación, y Shonda dijo varias veces que cuando se fuera “Mer” terminaría la serie, peeeeeero quien sabe. Por si acaso, se ha preparado un posible final, y una posible continuación a una decimoctava temporada. Yo, personalmente, estoy dividida. Por una parte, necesito que cierren de una vez, y dejar de pasarlo mal con el trato que les da a determinados personajes, pero por otro, es una mala droga que me tiene totalmente adicta, y que necesito seguir tomando, aunque sea en pequeñas dosis.

Si os animáis a sumergiros en esta serie por completo, armaos de paciencia, muchas ganas y sobre todo cero expectativas. Así la disfrutaréis mucho más.

Bienvenidos al Seattle Grace. Digo, al Seattle Grace-Mercy West. Digo, al Grey-Sloan Memorial. (Que no os pase “ná”)

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